La Agricultura Social es una práctica que utiliza los recursos agrícolas para proporcionar servicios de atención social, asistenciales y educativos a diversos grupos de la población.
Si en un principio fue una estrategia de supervivencia de la población rural, actualmente es una tendencia en alza por considerarla como una oportunidad para que el Sector Agroalimentario desarrolle nuevos productos y servicios alternativos para ampliar, diversificar y proyectar el alcance de sus actividades en nuestra sociedad.
Una integración entre las actividades agrícolas y sociales puede proporcionar al Sector nuevas fuentes de ingresos, ofrecer nuevas oportunidades de empleo y sinergias con otros sectores industriales que aprovechen el potencial incipiente de esta actividad económica emergente. En este marco de integración, seria adecuado la elaboración de un marco jurídico o normativo, que concensuado con todos los agentes del sector, permita construir una estrategia de crecimiento del Sector que contribuya al desarrollo rural, la cohesión e integración social, nuevas oportunidades de negocio, y combinarlas con otras actividades tales como, el Agroturismo, Agroecología, las TIC, Biocultura, Biotecnología y Ecoturismo.
La Agricultura Social, a pesar del auge en estos últimos años, no alcaza ni el 1% en el total de las explotaciones agrarias de la Unión Europea. Por este motivo, el Comité Económico y Social Europeo, destaca en su último dictamen, la necesidad de incrementar el reconocimiento de esta actividad, crear un marco reglamentario y favorecer su inclusión en programas formativos y políticas activas de empleo. En este sentido, el dictamen concluye que se deberían de crear Bancos de Tierras para que aquellas iniciativas que tengan vocación de implementar proyectos de Agricultura Social, puedan hacerlo sin que ello suponga un esfuerzo financiero extraordinario, dada la fragilidad en la que actualmente se encuentra el Sector.
A modo de conclusión, al tratarse de una propuesta de economía productiva, es una excelente oportunidad para que las empresas del Sector promuevan y focalicen su oferta en este tipo de actividad con un alto potencial de sostenibilidad social, ambiental y económica y una ineludible herramienta de innovación y Responsabilidad Social.
La Agricultura Social es una práctica que utiliza los recursos agrícolas para proporcionar servicios de atención social, asistenciales y educativos a diversos grupos de la población.
Si en un principio fue una estrategia de supervivencia de la población rural, actualmente es una tendencia en alza por considerarla como una oportunidad para que el Sector Agroalimentario desarrolle nuevos productos y servicios alternativos para ampliar, diversificar y proyectar el alcance de sus actividades en nuestra sociedad.
Una integración entre las actividades agrícolas y sociales puede proporcionar al Sector nuevas fuentes de ingresos, ofrecer nuevas oportunidades de empleo y sinergias con otros sectores industriales que aprovechen el potencial incipiente de esta actividad económica emergente. En este marco de integración, seria adecuado la elaboración de un marco jurídico o normativo, que concensuado con todos los agentes del sector, permita construir una estrategia de crecimiento del Sector que contribuya al desarrollo rural, la cohesión e integración social, nuevas oportunidades de negocio, y combinarlas con otras actividades tales como, el Agroturismo, Agroecología, las TIC, Biocultura, Biotecnología y Ecoturismo.
La Agricultura Social, a pesar del auge en estos últimos años, no alcaza ni el 1% en el total de las explotaciones agrarias de la Unión Europea. Por este motivo, el Comité Económico y Social Europeo, destaca en su último dictamen, la necesidad de incrementar el reconocimiento de esta actividad, crear un marco reglamentario y favorecer su inclusión en programas formativos y políticas activas de empleo. En este sentido, el dictamen concluye que se deberían de crear Bancos de Tierras para que aquellas iniciativas que tengan vocación de implementar proyectos de Agricultura Social, puedan hacerlo sin que ello suponga un esfuerzo financiero extraordinario, dada la fragilidad en la que actualmente se encuentra el Sector.
A modo de conclusión, al tratarse de una propuesta de economía productiva, es una excelente oportunidad para que las empresas del Sector promuevan y focalicen su oferta en este tipo de actividad con un alto potencial de sostenibilidad social, ambiental y económica y una ineludible herramienta de innovación y Responsabilidad Social.